martes, 10 de junio de 2014

Semana 28 de embarazo

El viernes 6 de junio comencé la semana 28 del embarazo. Es una semana significativa porque ya entramos en el tercer trimestre y es inevitable pensar ¡que ya queda menos!.
A la mayoría de las embarazadas estos últimos meses se les hacen muy pesados, a mi concretamente por lo menos por ahora el tiempo me vuela...

Los síntomas que he tenido a lo largo de la semana han sido más o menos los mismos que durante el último mes, náuseas que hacen aparición si no me tomo la pastillita mágica verde, dolor en las ingles si ando a paso ligero y durante más de diez minutos, pesadez de estómago y enlentecimiento de la digestión. Por ahora parece que mantengo a rayas las estrías y los picores en la tripa son muy de vez en cuando. Por cierto con el calor que está empezando a hacer espero que mis tobillos no me abandonen, porque es muy frecuente que en el tercer trimestre aumente la retención de líquidos. Tema a parte merece la mención al peso... llevo casi 8 kilos... mi ginecóloga me dijo que me dejaba engordar 7... supongo que me llevare un rapapolvo cuando me vea... menos mal que eso no ocurrirá hasta el 26 de junio.

Por su parte Pequeñín está hecho todo un samurái, aunque tiene días más tranquilos que otros normalmente lo noto varias veces a lo largo del día. Es raro el momento que no lo noto, basta con que piense eso mismo y en menos de 10-20 minutos se da un revolcón con el que me dice: ¡Mamá, que estoy aquí! Hablando de revolcón, en al última visita a la gine ya me comento que Pequeñín está colocadito así que espero que no haga muchas volteretas y que no cambie su posición.

En esta semana anímicamente me siento bien y con energía, pero a medida que pasan las horas el cansancio va haciendo acto de presencia. Los arranques de energía que tengo a primera hora de la mañana los "utilizo" para ir recogiendo cosas de casa e ir preparando nuestro nido para cuando llegue Pequeñín.

Este fin de semana lo hemos dedicado a preparar la habitación del futuro bebé, el resultado de horas y horas montando muebles de ikea ha sido una habitación preciosa, que ahora es "habitable" y antes deba miedo ya que teníamos esa habitación un poco como trastero, ya hasta la habíamos bautizado como "Habitación del pánico".

Es ya un hecho que empieza a planear sobre mi cabeza el "síndrome del nido", es una presión psicológica que me impide concentrarme en otras cosas y hace que le de vueltas y más vueltas a si está todo preparado o no para la llegada de Pequeñín. La verdad es que este estrés psicológico es bueno para que no deje todo para el último momento pero a veces hace mella y la cabeza me parece que va a estallar... 

La parte buena de esto es que así no dejo todo para el final, que seguro que no tendré ni ganas ni energías para darle una vuelta a la casa.


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